Tus valores también determinan la forma en que actúas para alcanzar lo que quieres lograr. De alguna manera guían tus objetivos, proporcionándole dirección.
El que logres o no tus objetivos depende de cuán flexible y creativo eres dentro de los límites de tus propios valores.
Esta flexibilidad respecto a los valores es un punto bien importante y hasta álgido de abordar cuando se toca el tema de la jerarquía de valores; de cómo esta jerarquía es un proceso dinámico y no estático como mucha gente suele creer. En los próximos meses estaremos tocando este tema de los valores junto con otros elementos igualmente importantes. Pero si tienes algún comentario al respecto, con todo gusto podemos abordarlo y dedicar un artículo a ese respecto.
En un capítulo que leí del libro SOLUCIONES EXTRAORDINARAS PARA PROBLEMAS DEL DIA A DIA, de Joseph O’Connor , comenta anécdota bien interesante de cuando estudiaba la primaria.
O’Connor comenta que en su escuela había un cuidador/celador/vigilante bien particular, que tenía su oficina cerca de la sala de calefacción (para el invierno. O’Connor es Británico), un lugar desagradablemente caliente, con paredes feas y con un olor a agua y jabón.
Ese vigilante solía pasearse por todo el colegio, en búsqueda de problemas, o mejor dicho, de chicos que creaban problemas.
O’Connor comenta también en esa anécdota, que un día, un grupo de estudiantes llegaron tarde al colegio, y decidieron tomar un atajo, entrando por una puerta lateral por la que usualmente no entraba nadie.
El vigilante los descubrió entrando por esa puerta y les gritó: “HEY!! No pueden entrar por esa puerta! Regresen y entren por la puerta principal como lo hace todo el mundo!”.
Uno de los chicos respondió: “Es que vamos tarde! Por aquí es más rápido! Qué tiene de malo ir por aquí?”
“Porque va contra las reglas!”, respondió el vigilante.
“Cuáles reglas? Muéstreme la regla que dice que no puedo usar esta puerta para entrar!”
“No pequeño!”, replicó el vigilante, “tú muéstrame la regla que dice que Sí puedes entrar por allí!”
Esta anécdota muestra dos formas de ver o valorar las reglas, los criterios, y hasta la forma de llevar la vida misma.
El primer enfoque, el empleado por el vigilante, algunas veces conocido como Derecho Romano o Napoleónico, expresa que “a menos que una regla diga que puedas hacerlo, entonces no puedes o no debes hacerlo”. Este enfoque establece límites a lo que puedes hacer y no es nada flexible para tomar acciones alternativas cuando las circunstancias cambian.
El otro enfoque, que llamaremos Derecho Común, asume que “aquello que no está explícitamente prohibido, entonces puedes hacerlo”. Este enfoque proporciona mayor libertad y flexibilidad para actuar, para cambiar lo que sea necesario con la finalidad de lograr tu propósito.
Por supuesto que aquí entran en juego la Ética y la Moral.
La mejor forma de decidir cómo alcanzar tus objetivos es siendo lo más creativo y flexible posible, teniendo siempre en mente lo ético y lo moral; lo que es aceptable.
Que tengas una gran noche navideña este Sábado 22 de Enero.
Franly Agostini
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